LA CASA DE BELÉN. UN PROYECTO ILUSIONANTE
Como todos los proyectos ilusionantes, este proyecto nació con una idea que se tomó en serio.
La finalidad principal de esta idea era acercar a nuestros alumnos a este tiempo litúrgico del Adviento y de la Navidad. Transmitirles que este, es un tiempo importante, y que es no es solo “un tiempo en el que se vive”, sino que es un tiempo capaz de vivificar los corazones. Es un tiempo que, si se vive bien, su vivencia es más interna que externa, porque si dejas la puerta de tu corazón abierta, Jesús viene, Cristo pasa, y no lo hace para poner parches sino para cambiarlo todo.
Había infinidad de formas de transmitir este mensaje, y, de hecho, esta no ha sido la primera, ni la mejor. Pero era una idea que nacía con el deseo explícito de hablar en el lenguaje de nuestros alumnos, de expresarse de una forma que ellos pudieran entender, de acercarnos a sus puntos de interés de forma atractiva. Don Bosco decía: “para ejercer una influencia benéfica entre los niños, es indispensable participar de sus alegrías” y una de esas pequeñas alegrías era el estreno de “La Casa de Papel, temporada 5, Parte 2” que coincidía con el estreno de esta pequeña miniserie.
En aquella reunión en la que hablábamos de estas preocupaciones, a alguien se le encendió la bombilla e hizo esa relación que dicha en voz alta podía parecer patética: “… ¿y si grabamos una serie titulada La Casa de Belén?”. Todos respondieron que si
entusiasmados, ofreciendo más ideas, y dándole forma al guion; tal fue la implicación que en esa misma tarde el guion ya estaba redactado y con todas las acotaciones planificadas.
En cuanto a la grabación, el vestuario, las intervenciones de personas del centro de todo tipo -Eugenia en portería y Tere dando la bienvenida- la implicación no fue menor.
Nuestro proyecto era precario en cuanto recursos de todo tipo: se grabó enteramente en un Smartphone y se editó en una Tablet, y además se hizo sin conocimientos de grabación ni de edición. Se rodó en plenas evaluaciones, con un tiempo escaso. Los actores iban al día, escuchaban el guion y las indicaciones en el mismísimo momento del rodaje. Y los escenarios iban
cambiando a medida que avanzaba la navidad: más decoración, personas del centro trabajando mientras se rodaba… En fin, era un proyecto desafiante, pero a todos nos movía un mismo amor y celo.
Para mí, el mayor éxito que ha tenido esta sencilla serie de La Casa de Belén no ha sido el resultado cinematográfico, ni que haya gustado más o menos. Desde mi perspectiva el mayor don de este proyecto ha sido participar en el espectáculo del amor, en el que un grupo de personas remaban todos a una, desinteresadamente, y se ponían al servicio y al cuidado de los otros. Contemplar a un cole que ama a sus alumnos -a pesar de los ritmos educativos, las exigencias curriculares y los distintos agobios- es un espectáculo que cualquier colega de profesión debería contemplar, y yo, estoy agradecido de ese privilegio.