«La última convivencia»

La semana pasada, los alumnos de Bachillerato de nuestro colegio de Valencia han participado en las convivencias cristianas, animadas por sus tutores y la coordinadora de pastoral. Tras finalizar los exámenes de primera evaluación, estas jornadas han sido una estupenda oportunidad para respirar, encontrarse y pensar cosas interesantes y necesarias. Dos alumnos, Noelia Sánchez y Eduard Llistó nos cuentan su experiencia:

“El 24 de noviembre, la mayor parte de los alumnos de último curso de Bachillerato hemos asistido a la última convivencia de curso de nuestro paso por el colegio, en la cual, además de actividades y juegos, hemos realizado varias reflexiones acerca de nosotros mismos y de nuestro futuro.

Al llegar al colegio de los Dominicos de Torrente, y aunque el tiempo no acompañase, nos colocamos en círculo en una de las aulas y comenzamos con la primera actividad para entrar en calor, un juego popular, el juego del cartero.

Para continuar, Manolo, el tutor de 2ºE, explicó un fenómeno conocido como saponificación, el cual consiste en juntar aceites y sustancias tóxicas con agua limpia y cristalina para lograr hacer jabón, estableciendo una metáfora entre el jabón y nosotros, y cómo nosotros somos el jabón que ha tenido tanto experiencias buenas (agua) como malas (aceite), y que cada uno debíamos tallar el jabón para hacer formas asombrosas, es decir, para sacar lo mejor de nosotros mismos, gracias a la proyección de un vídeo de escultores que hacían con jabones formas asombrosas y preciosas.

Posteriormente jugamos a otro juego sobre un puente que se realizaba en parejas, al terminar este, vimos un vídeo acerca de la validación, y de hacer a la gente sonreír y disfrutar, para finalizar la reflexión con cinco aspectos de nuestra vida que querríamos mejorar en un futuro. Estos eran: la dimensión con uno mismo, con los demás, con lo espiritual, con nuestra salud y con nuestra profesión. Cada grupo al final puso una reflexión final y la proyectamos para leerlas en alto.

Una vez terminamos las reflexiones y juegos, llegó la hora de comer, en la que todos los alumnos nos sentamos a compartir nuestra comida entre risas y conversaciones banales. Una vez terminamos y recogimos todo, pusimos un poco de música, a lo que algún profe y varios compañeros se unieron a bailar y cantar canciones populares. Fue un momento bastante bonito y feliz.

Después nos dieron tiempo libre para poder jugar o hablar con amigos, por lo que unos jugaron al fútbol, otros fueron a investigar los alrededores del colegio, unos campos de naranjas.

Finalmente llegó la hora de irnos y dar por finalizada la convivencia, así que para concluir, nos hicimos una foto todos juntos en las escaleras principales, para poder recordar siempre el día tan especial que habíamos compartido.

Pero las risas y la música nos acompañaron hasta el bus, dónde, a pesar de estar agotados, estuvimos charlando alegremente hasta que llegamos de vuelta a nuestro colegio.

Fue un día muy especial, en el que no faltaron las risas, alguna que otra lágrima al pensar que sería nuestra última convivencia de curso como alumnos del colegio, y la oportunidad de compartirlo con la mayoría de nuestros compañeros lo hizo muy melancólico. Es un día que recordaremos siempre, gracias a nuestros profesores y amigos”.

Proyecto de vida, vocación, ser exalumnos, solidaridad… temas a los que abrirnos y que nos marcan un futuro que merece la pena. Teníamos ganas de recuperar esta actividad, tras la pandemia. Ambiente de familia, clima para tomarse en serio la vida… convivencias cristianas.

Noelia Sánchez, Eduard Llistó y Conchi Muñoz.